Es común que durante la época de verano los ahogos (asfixia por inmersión) en piscinas o playas se convierten en un grave problema. Sin embargo la población chilena conoce muy poco sobre las técnicas de reanimación frente a estas situaciones que suelen traer graves consecuencias.
Ya sea la piscina, la playa o un lago, sin importar el lugar se debe planificar el viaje sin dejar escapar ningún detalle. ¿Alguna vez ha considerado aprender primeros auxilios antes de emprender sus vacaciones? En la época estival, más de la mitad de los accidente están relacionados con el agua y en su mayoría, afectan a niños en edad preescolar. Por este motivo, conocer algunas maniobras de emergencia es fundamental, ya que un descuido puede ser fatal.
Enseñar a nadar a los niños siempre bajo la atenta mirada de un adulto, es una de las medidas de prevención más importante, bastan diez centímetros de profundidad para que un menor se ahogue y sufra secuelas graves e incluso la muerte.
En Chile, la asfixia por inmersión es la tercera causa de muerte en menores de 14 años. “Aprender a practicar resucitación cardiopulmonar o cardiorrespiratoria es clave para poder actuar con efectividad ante una emergencia de esa índole y salvar una vida”.
Lo primero es actuar rápido y sacar lo antes posible a la víctima del agua. Luego, se debe ejecutar la maniobra de Heimlich en una superficie dura. Para ello, hay que localizar el puño de la mano en el abdomen, aproximadamente a dos centímetros sobre el ombligo e inmediatamente comprimir y hacer ventilaciones simples, ingresando aire por la boca dos veces.
“No olvidar colocar a la persona en posición de vómito, es decir, colocar su cabeza de costado para permitir que se elimine el contenido líquido para que no ingrese a la cavidad respiratoria profunda”, recomendó el docente. Ya en una superficie dura sobre la plataforma de la piscina u otra zona, se debe iniciar la resucitación tipo ABC.
El paso A consiste en extender el cuello, elevar la mandíbula y mirar dentro de la boca. Si hay algo, se debe extraer inmediatamente utilizando el dedo en gancho, como un garfio.
Luego, se debe colocar a la víctima boca arriba y efectuar dos respiraciones boca a boca abarcando incluso la nariz. Para ello, se debe sellar totalmente la boca y efectuar dos insuflaciones rápidas, acción que se denomina B.
El tercer y último paso (C) es determinar la existencia de pulso, evaluando la presencia de este en el cuello, en la muñeca o en la ingle.
En diferentes hogares, debido al poco tiempo libre y las altas horas fuera de casa que demanda el trabajo, están las piscinas para evitar el calor y porque no, tener un merecido relajo al término de la jornada. Sin embargo, para que el estanque no se convierta en un peligro para sus hijos, debe cumplir con una serie de exigencias.
Contar con una reja de seguridad que permanezca efectivamente cerrada y que cuente con los seguros necesarios, es sumamente necesario para que el pequeño no ingrese sorpresivamente a la piscina. También existen otras opciones como un sistema de alarma que detecta la caída de los niños activando una sirena.
A esto mismo, se debe tener en consideración que si un niño cae a una piscina y es víctima de ahogo en otro lugar, sino se aplican las técnicas de reanimación pertinentes, sus probabilidades de continuar con vida son muy bajas. Además, si logra ser salvado de una situación tan crítica como ésta, podrá tener algunas consecuencias graves frente a su sistema locomotor y también a nivel cerebral, dado por la cantidad de oxígeno que no llegó al cerebro como corresponde.
Dicho lo anterior, es que los especialistas recomiendan a los padres nunca dejar solos a sus hijos cerca de lugares donde podrían sufrir una caída y finalmente un ahora por inmersión, inclusive cuando los estén bañando. Habitualmente, los niños más propensos a sufrir este tipo de accidentes son aquellos entre los tres y cuatro años, dado que pueden caminar perfectamente hacia una piscina sin protección y son lo suficientemente pequeños, para sufrir un ahogo dentro de la bañera. De ahí, que sea tan urgente que la vigilancia de estos menores sea constante.